abril 27, 2010

rEaL fAnTaSíA

Cuanto más asomo al mundo, más quisiera desaparecer de él. Esto sólo pasa cuando no estás haciendo lo correcto, o cuando te das cuenta que no te gusta tanto tu vida y te empieza a dar vueltas una idea, algo que parece que utópicamente pueda llegar a pasar. Un vislumbre de un futuro mejor, una canción que se hace realidad, un faro que enciende su luz intermitente y que no la apaga para guiar a personas que están en tierra y necesitan seguir un camino. Es ahí cuando se agrieta el célebre pero fastidioso mundo. Bajo él aparece una destello, en un recóndito lugar de nuestra mente que proyecta nuestra imaginación como si fuera un espejo del fondo del océano. Y nuestra ilusión crece, hace afanosa su lucha por crecer y demostrar su capacidad de realidad. Nuestro corazón lucha por plasmar en algún plano de nuestro mundo esa fantasía que ronda nuestra alma. Aquello que deseamos con todo nuestro ser empieza a cobrar vida. Nos transforma de una forma absoluta y todo lo que conocíamos parece no tener sentido, y empezamos a movernos y a vivir como si ese delirio fuera lo único existente desde el principio del mundo. Y es ahí donde el mundo se convierte en un remolino de sucesos, que nadie entiende, que tampoco reconocemos nosotros como algo propio. Pero nos detenemos un momento y vemos que un cambio se aproxima, y es ahí cuando podemos juzgar si algo de nuestra ilusa utopía traspasó las puertas de la ficción superando la realidad.
Por eso la gente dice que el poder de los sueños es grandioso. Si deseamos algo con todas nuestras fuerzas lo conseguiremos tarde o temprano.
Ahora bien, cada vez que sintamos que queremos desaparecer del mundo, empecemos a soñar, seamos utópicos soñadores de futuros inexistentes y animémonos a mejorar nuestra realidad.

No hay comentarios: